jueves, 27 de octubre de 2011

Yo vivo en una ciudad

Por Violeta Fischerman

Vivir en Buenos Aires es vivir en el centro económico, laboral y político de todo el país.
Yo vivo en Buenos Aires, vivo en el centro pero también siento que vivo más cerca de Europa que de Jujuy, o de Neuquén, o Tierra del Fuego.
Esta semana me di cuenta que realmente tengo más que ver con Estados Unidos que con la Argentina misma. Yo sé del proceso histórico que tuvo el Pop Art en los años 50 en América del Norte, pero no sé sobre el proceso histórico que atravesó la cultura Wichi en el Norte del país.
Muchos porteños hablan de soluciones europeas para la argentina, un país que aunque no lo podamos creer está en América Latina, rodeado de la cultura guaraní, de las favelas en Brasil, de la reivindicación de los pueblos originarios en Bolivia, del único país que continúa sosteniendo un socialismo, Cuba,  y sin embargo, en Buenos Aires se siguen hablando de problemas porteños que tienen soluciones europeas.
Esto ocurre porque el sentimiento de pertenencia de los habitantes de la Capital Federal está pautado por un sentimiento de semejanza con la cultura europea, con el mercado manejado por Estados Unidos y también por un sentimiento que implica mantener diferencia con el resto del país.
Desde la forma de vestirnos hasta el modo de hablar tiene que ver mucho más con el otro extremo del mundo que con el otro extremo de esta provincia.
Es este es un país dividido en porteños y argentinos, donde todo está manejado desde este porteño lugar geográfico.
Hombres que se visten con traje, que manejan autos, que llevan una vida marcada por el correr del tiempo, que viven en un paísaje de cemento y edificios toman las decisiones de hombres que se visten con ponchos de colores, o bombachas de gaucho o simplemente sin darle tanta importancia a la vestimenta, que andan en caballos, o en viejos autos, o en mula, que cosechan azúcar o frutos rojos, que crían animales, o que trabajan para un campo, rodeados de montañas o de lagos o de llanuras o de campos extensos plantados con maíz.
Me pregunto cómo es posible que el epicentro de las decisiones nada tenga que ver con algo de lo que es parte y me pregunto cómo es que nosotros viviendo acá, pequeña ciudad europea en el centro de un país de América Latina, en ningún momento dudamos de la supuesta unidad de la Argentina.

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