jueves, 13 de octubre de 2011

Solo el amor salvara al mundo

por Julian Gondell
El golpe de su taco retumbaba en cada recoveco del vagón mientras marcaba el compás de esos viejos tangos, acompañado por su mejor amigo: el bandoneón. De Retiro a Tigre y de vagón en vagón, sus historias complacían y acompañaban a los pasajeros del Mitre quienes alegrados y sonrientes, ofrecían a nuestro personaje monedas y billetes.
Ex verdulero y vendedor de golosinas, mensajero, “ator” y antes que nada músico. Como tantos otros músicos, Pedro Martín se gana la vida demostrando su talento en la vía pública y entreteniendo a aquellas personas que, en muchos casos, necesitan un poco de color en su vida rutinaria.
            Entre apretones de mano y abrazos a sus colegas comerciantes, Pedro nos cuenta anécdotas de su vida, que para algunos serán delirios y para otros, poesía. Ya siendo un hombre grande comenzó a estudiar el bandoneón. Hace nueve años que lo estudia, y a pesar a haber sufrido el robo de su primer instrumento, sigue alegrando las tardes de los viajeros de zona norte con sus melodías.
La peculiaridad de este personaje de los ferrocarriles de Buenos Aires es su oficio de mensajero. A través de la filosofía y en parte la religión, intenta transmitir un mensaje que es escuchado por algunos e ignorado por otros: “Solo el amor salvara al mundo”. Pedro es muy claro al pronunciar estas palabras, porque aunque sea creyente, propone a todo su público recapacitar sobre el amor a la familia y en especial a los abuelos.
 “Yo estaba soñando cuando se me presentó Jesús Cristo con los brazos abiertos, vestido con la túnica de la virgen” relata Pedro con voz firme. “Primero pensé que era la virgen, pero recorrí su cuerpo con mi mirada comenzando por los pies hasta llegar a su rostro y noté que era Jesús, quien me esperaba como si estuviera crucificado. Entonces se manifestó ante mi: ´Detente! Llévale este mensaje a la gente. Solo el amor salvara al mundo´”, concluye Pedro esperando la confirmación de la recepción del mensaje por parte de su interlocutor.
            El tren estaba comenzando su recorrido de vuelta desde Tigre y antes de llegar a la estación de San Fernando el cronista le pregunta  por el mundo de la actuación. Sorprendentemente menciona su paso por  la televisión y por el programa de Pepe Biondi,su famoso padrino que le abrio las puertas del mundo del espectaculo   Sus 40 puntos de rating, le fueron de mucha ayuda a la hora de desenvolverse frente su nuevo público: los pasajeros.
            La llegada a Retiro marca el final del recorrido. El tren entra en los amplios galpones de la terminal, Pedro recoge su banqueta, guarda la frazada y su bandoneon, en uno de sus bolsos, se lo alza al hombro y se marcha con los bolsillos llenos hacia su hogar.

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